5 factores ESG clave para una transformación sostenible [Tendencias]

Gestión de la sostenibilidad y criterios ESG: ¿Qué esperar en 2023?


Parte I. Los principales riesgos y desafíos en ESG para 2023

Parte II. 5 factores ESG clave para una transformación sostenible [Tendencias 2023]


2023 se nos ha presentado con grandes desafíos en la gestión de criterios ESG (ASG) [Ver Parte I de esta serie]; en especial para aquellas empresas convencidas de que no será suficiente establecer una respuesta y planificación estratégicas, de cara a los riesgos geopolíticos, sociales, ambientales y económicos. Se requiere desde y para todos los grupos de interés una acción continua y coherente para lograr una transformación sostenible en las organizaciones.

Esta hoja de ruta va intrínsicamente ligada a la transformación digital y a una visión más resiliente y actualizada de los negocios con propósito, alta rentabilidad e impacto positivo (en sus tres vertientes ESG: medioambiental, social y de buen gobierno).

Presentamos cinco tendencias, que desde Laragon Sustainability Solutions consideramos que serán clave a lo largo de este año, para los grupos de interés en su evaluación de riesgos y oportunidades en sostenibilidad, salud, seguridad (EHS), calidad, y cumplimiento normativo.

1.      Cumplimiento normativo – Regulación y reporting

El cumplimiento normativo es uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad corporativa. Las empresas deben cumplir con las regulaciones ambientales y de salud y seguridad en el lugar de trabajo, así como con las leyes de derechos humanos y anticorrupción. Además, los informes de sostenibilidad se han convertido en una herramienta importante para comunicar el desempeño de las empresas en materia ESG.

A lo largo de este 2023, se espera que los requisitos de divulgación de sostenibilidad sean más estrictos y estandarizados. En particular, la Unión Europea ha introducido un marco de taxonomía para ayudar a los inversores a identificar qué inversiones son verdaderamente sostenibles.

La regulación en sostenibilidad está ahora en el punto de mira no sólo en la UE, sino cada vez más en los mercados de EE. UU. y APAC: desde los requisitos para que las instituciones financieras realicen pruebas de resistencia climática, hasta las normas de acceso al mercado libre de deforestación, pasando por los inversores que se adelantan a los requisitos potencialmente obligatorios de informar sobre los indicadores en el Reglamento de Divulgación de las Finanzas Sostenibles (SFDR).

A medida que se agota el tiempo para alcanzar una senda de 1,5 °C en la lucha contra el calentamiento global, los reguladores de todo el mundo dirigen su mirada al sector financiero, tanto para acelerar los flujos de capital hacia actividades más sostenibles como para calibrar mejor los riesgos para la estabilidad financiera derivados del cambio climático. 

¿Qué margen de maniobra tienen los organismos reguladores para administrar las finanzas sostenibles? Administraciones de las principales jurisdicciones de todo el mundo, como Europa, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros, han introducido o están preparando requisitos obligatorios de información sobre sostenibilidad para las empresas, y la mayoría estarán influenciados por las normas de la ISSB (International Sustainability Standards Board / El Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad).

Hasta el momento, el ISSB ha publicado dos normas (requisitos generales y clima) y el Grupo Asesor Europeo de Información Financiera EFRAG ha publicado 12 normas europeas de Información sobre Sostenibilidad. Además, ya se ha aprobado la versión final de los Estándares Europeos de Información sobre Sostenibilidad (ESRS) que abarcan una amplia gama de cuestiones medioambientales y sociales en el marco de la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa de la UE (CSRD).

En los próximos dos años, miles de empresas empezarán a informar de acuerdo con estas normas. Sólo en Europa, 50.000 empresas tendrán que informar de acuerdo con las ESRS. Esto requerirá inversiones sustanciales para hacerlo correctamente. También existe un doble reto para las empresas que tienen que informar según la ISSB y la ESRS. 

Emisiones de Alcance 3

Las empresas deben controlar y notificar sus emisiones de CO2, que es el primer paso clave para reducirlas. Para ello, las empresas deben clasificar su huella de carbono en tres ámbitos. Según la norma corporativa GHG Protocol, las emisiones de gases de efecto invernadero de una empresa se clasifican en tres alcances[1]. Los alcances 1 y 2 son de notificación obligatoria, mientras que el alcance 3 es voluntario y el más difícil de controlar. Sin embargo, las empresas que consigan informar sobre los tres alcances obtendrán una ventaja competitiva sostenible.

Las empresas que presenten informes con base en las nuevas normas de información sobre el clima que está elaborando el ISSB dispondrán de un año más para informar sobre las emisiones de Alcance 3, es decir, las que se originan en la cadena de valor de una empresa y están fuera de su control directo

Los requisitos de información sobre las emisiones de Alcance 3 son uno de los aspectos más controvertidos de los nuevos estándares de divulgación y estarán en el centro de los planes y objetivos de las grandes corporaciones en 2023. Estas emisiones suelen representar la gran mayoría de la huella de carbono de muchas empresas, pero suelen ser las más difíciles de rastrear y calcular, ya que se producen fuera del control directo de las empresas, en ámbitos como las cadenas de suministro o en el uso de sus productos por parte de sus clientes.

Reglamento SFDR y Taxonomía de la UE – estándares técnicos de regulación

Las normativas de sostenibilidad SFDR y Taxonomía de la UE imponen la presentación obligatoria de informes ESG a partir de este año. Por su parte, en el marco SFDR se pretende mejorar la transparencia y crear igualdad de competencia. El Reglamento consiste en requisitos de divulgación a nivel de organización, servicio y producto para estandarizar el rendimiento de la sostenibilidad, evitando así el «lavado verde» o greenwashing y permitiendo comparaciones para tomar decisiones de inversión sostenibles.

El SFDR se aplica principalmente a las entidades financieras (bancos, aseguradoras, gestores de activos y empresas de inversión) que operan en la UE. Las entidades no pertenecientes a la UE se verán afectadas indirectamente a través de las filiales de la UE, la prestación de servicios en la UE y la presión del mercado.

Por otra parte, la Taxonomía de la UE pretende recompensar y promover la integración de criterios ESG y la sostenibilidad en las operaciones y decisiones de negocio de las empresas. Fomenta las prácticas y tecnologías empresariales respetuosas con el medio ambiente a través de un sistema de clasificación, en el que las organizaciones identifican cuáles de sus actividades económicas, o las actividades económicas en las que invierten, pueden considerarse «ambientalmente sostenibles».

Incluye seis objetivos ambientales clave, que son mitigación y adaptación al cambio climático, uso sostenible y protección del agua y los océanos, transición a una economía circular, prevención y control de la contaminación, y protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.

Se espera que la taxonomía europea tenga un impacto significativo en la divulgación de sostenibilidad y en la toma de decisiones de inversión en Europa y más allá. Según una encuesta del Barómetro Net-Zero Business, el 61% de las empresas encuestadas creen que la taxonomía europea será una herramienta útil para orientar su estrategia de sostenibilidad.

La Taxonomía pretende apoyar los flujos de inversión hacia esas actividades. En tanto otro de los objetivos es proporcionar criterios estandarizados para evaluar la actuación en materia ESG, en contraposición a las empresas que demuestran su actuación únicamente mediante la presentación de informes.

Según un estudio de la Comisión Europea, el uso de la taxonomía de la UE podría impulsar la inversión sostenible en la UE en hasta un 4% del PIB para 2030. Aunque ésta se centra en las finanzas sostenibles, su ámbito de aplicación va mucho más allá de la banca y otros servicios financieros.

Las regulaciones como faro avizor

Estas normativas y regulaciones son una tendencia ESG clave para la transformación sostenible en 2023. Las empresas que no cumplan con estas regulaciones pueden enfrentar sanciones y multas, pero también hay oportunidades para las empresas que adoptan prácticas sostenibles.

Las organizaciones que adopten estas prácticas estarán mejor posicionadas para cumplir con las expectativas de los grupos de interés, incluyendo los inversores, los consumidores y los reguladores. Según un estudio de la empresa de consultoría McKinsey, “las empresas que adoptan prácticas ESG tienen un rendimiento financiero superior a largo plazo en comparación con las empresas que no lo hacen”.

Además, la adopción de prácticas ESG puede ayudar a las empresas a reducir los riesgos relacionados con la sostenibilidad y a identificar oportunidades de crecimiento y desarrollo de nuevos productos y servicios.

2.    Temas ambientales críticos: Cambio climático, descarbonización y biodiversidad

El cambio climático sigue siendo uno de los mayores desafíos para la sostenibilidad. Las empresas aceleran sus planes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y alcanzar la neutralidad de carbono en o antes de 2050. Para lograr la neutralidad de carbono, las empresas deben establecer una hoja de ruta clara y ambiciosa.

Según un informe de Verdantix, el 76% de las empresas encuestadas consideran que el establecimiento de objetivos a largo plazo y la definición de una hoja de ruta son los principales desafíos en el camino hacia la neutralidad de carbono.

Adaptación y mitigación del cambio climático

El debate sobre el cambio climático va en aumento, este año aún más centrado en la adaptación y las medidas de mitigación. Hay un reconocimiento colectivo, público-privado, de que estamos cada vez más cerca de superar el umbral de 1,5 °C a partir del cual los trastornos climáticos se agravan.

A la hora de abordar y limitar los efectos del cambio climático, es importante dar prioridad a una transición justa en la que las economías se ecologicen de la forma más justa e inclusiva posible y en la que nadie se quede atrás.

Los grandes avances en materia de adaptación y mitigación alcanzados en la COP27 de Egipto, junto con un nuevo tratado mundial sobre biodiversidad acordado en la COP15 de Montreal, han entrelazado aún más las formas en que las empresas pueden responder a las necesidades sociales y planetarias mediante la descarbonización y la restauración natural.

El cambio climático es una realidad innegable que está transformando nuestro planeta a una velocidad sin precedentes. Desde fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, inundaciones y sequías, hasta la pérdida de especies y la degradación de ecosistemas enteros, los impactos del cambio climático son cada vez más evidentes y preocupantes.

Ante este panorama, la comunidad internacional se ha comprometido a tomar medidas para frenar el calentamiento global y lograr una economía más sostenible. Una de las estrategias clave en este sentido es la hoja de ruta hacia el cero neto, que implica reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y compensar las que no puedan ser eliminadas. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), más de 120 países ya se han comprometido con esta meta.

Hoja de ruta al neto cero

Actualmente es clave priorizar las reducciones profundas de emisiones en línea con la ciencia (por encima de la compensación) y garantizar que cualquier compensación que se utilice sea sólida.

El artículo 6 del Acuerdo de París, relativa a los mercados y créditos de carbono, abarca tanto los mercados de «cumplimiento», que permiten a los países comerciar entre sí con créditos de emisiones obtenidos de actividades de reducción y eliminación, como los mercados «híbridos» nacionales-privados, que permiten a los países vender créditos a las empresas (según el artículo 6.4).

Un alto porcentaje de las empresas considera en este 2023 que los créditos de carbono son una parte crucial de los planes de descarbonización: una reciente encuesta mundial a más de 500 líderes empresariales, coordinada por Conservation International y We Mean Business Coalition, ha explorado las prioridades de las empresas que buscan reducir las emisiones. Según el estudio, el 92% de las empresas considera prioritaria la descarbonización a largo plazo y el 100% de ellas ya está trabajando para alcanzar estos objetivos climáticos.

Además, el 79% de los líderes empresariales está de acuerdo en que los objetivos basados en la ciencia son cruciales para que las empresas rindan cuentas y se mantengan en la senda de los objetivos de descarbonización.

Una de las cuestiones más matizadas a las que se enfrentan las empresas que intentan descarbonizarse es la de las compensaciones de carbono y los mercados voluntarios de carbono. El valor conjunto de estos mercados superó los 1.000 millones de dólares en 2021. El hecho de que los objetivos de emisión neta cero cubran ya el 91% del PIB es un claro indicio de que se avecina un crecimiento exponencial de la demanda.

De acuerdo con la mencionada investigación, un tercio de las empresas está invirtiendo activamente en el mercado voluntario del carbono, mientras que el 51% lo considera una opción viable en el futuro. Sin embargo, las preocupaciones en torno al «lavado verde» (44%), la calidad de los créditos de carbono (33%) y la falta de regulación y transparencia del mercado (38%) son los obstáculos actuales para aumentar la inversión empresarial en este ámbito.

La exigencia de los expertos y grupos de interés gira en torno a los planes de transición a cero emisiones netas, que apoyan los objetivos de emisiones corporativas a largo plazo con hitos provisionales y describen los pasos necesarios para cambiar los modelos empresariales y la inversión.

Los planes de descarbonización deberían detallar cómo se apoyará a los trabajadores y cómo se abordará la necesidad de mejorar y reciclar sus cualificaciones. La mitigación del cambio climático depende de los compromisos mundiales de reducción a cero.

A medida que se intensifica la presión para reducir las emisiones de carbono, las empresas por su parte buscan la validación de la norma Net-Zero de la iniciativa Science Based Targets (SBTi) para sus hojas de ruta científicas hacia la descarbonización. La validación de objetivos por parte de la SBTi implica una generación de valor comercial y aumenta la confianza.

Sin embargo, la Norma SBTi no está exenta de críticas, y las empresas pueden encontrar limitaciones a su metodología y requisitos. Las organizaciones deben abordar las complejidades que rodean a la reducción y neutralización de las emisiones de carbono para crear una estrategia neta cero de éxito. Un reciente informe de Verdantix examina los retos del SBTi y recomienda pasos clave para garantizar una hoja de ruta realista y creíble hacia el cero neto.

Protagonismo de cumbres climáticas y ambientales

En septiembre se celebrará una nueva «Cumbre de Acción Climática», previa al inicio de la 28ª COP del clima en Dubai. En la pasada Cop27 se estableció un nuevo marco de financiación histórico para ayudar a las naciones en desarrollo a cubrir el coste de pérdidas y daños. El fondo ayudará a los países más vulnerables ante el cambio climático. En la COP28 será muy relevante evaluar los avances de este último año en la Agenda de Adaptación de Sharm-El-Sheikh.

El acuerdo para crear un mecanismo de financiación de pérdidas y daños estableció, además, que la responsabilidad del mecanismo recayera en la CMNUCC en virtud del Acuerdo de París. La Agenda es una lista exhaustiva de tareas globales para ayudar a mejorar la resiliencia de más de cuatro mil millones de personas frente a los riesgos relacionados con el clima.

La ONU puso en marcha un nuevo plan de acción para dotar a una mayor parte de la población mundial de sistemas de alerta temprana de fenómenos meteorológicos extremos. Y pide a los gobiernos que inviertan 3.100 millones de dólares en estos sistemas entre 2023 y 2027, lo que equivale a tan solo 50 céntimos por persona y año. Estados Unidos y la UE, como líderes conjuntos del Compromiso Mundial sobre el Metano, anunciaron nuevas adhesiones durante la COP27. Ahora, 150 naciones se han comprometido a reducir las emisiones de metano en al menos un 30% para 2030.

De igual forma, al cierre de 2022 se realizó la COP15 global de biodiversidad en Kunming-Montreal. El Convenio sobre la Diversidad Biológica del nuevo Marco Global para la Biodiversidad tiene como objetivo detener el deterioro de la tierra y el agua, restaurar el 30% de los ecosistemas degradados en tierra y mar para 2030 y desbloquear nuevas fuentes de financiación para la recuperación de la naturaleza. Son 23 objetivos orientados a la acción que deben alcanzarse para 2030.

El tratado acordado (Kunming-Montreal Global biodiversity framework), que impactará en las estrategias ambientales de las empresas, incluye medidas para movilizar miles de millones de dólares de financiación; reformar los subsidios perjudiciales; mejorar la divulgación corporativa sobre los impactos en la naturaleza y aumentar la proporción de hábitats terrestres y acuáticos designados como protegidos.

Lo positivo es que muchas empresas analizarán ahora su huella medioambiental a través del prisma de la biodiversidad. Aunque la divulgación de información en este ámbito es todavía incipiente, siguen evolucionando nuevas normas y orientaciones, y muchas organizaciones planifican ser más proactivas comprometiéndose con estas iniciativas voluntarias.

3.    Innovación [para una economía descarbonizada y economía circular]

La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia una economía descarbonizada y circular se ha vuelto cada vez más urgente. Para lograr esta transformación, la innovación y la tecnología son claves. Las empresas que lideren en la implementación de soluciones innovadoras para reducir su huella de carbono y avanzar hacia una economía circular tendrán una ventaja competitiva en un mundo cada vez más cambiante y exigente.

Según un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), «la inversión en tecnologías bajas en carbono y en infraestructuras sostenibles es esencial para avanzar hacia un futuro más seguro y sostenible». Además, el informe destaca que «la innovación tecnológica es un motor clave para la transición energética y para la reducción de emisiones de GEI».

En este sentido, la energía renovable, la movilidad eléctrica, la eficiencia energética y la economía circular son algunas de las áreas en las que la innovación y la tecnología están teniendo un impacto significativo.

En el informe «The Circulars Accelerator 2021″, se destaca que la economía circular tiene el potencial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 39% para 2050. Además, el informe destaca que la economía circular no solo es una oportunidad para reducir la huella ambiental de las empresas, sino también “para generar nuevos modelos de negocio y fuentes de ingresos».

La edición de 2023 del informe sobre la brecha de circularidad del grupo Circle Economy (The Circularity Gap Report) destaca que la situación mundial empeora año tras año, impulsada por el aumento de la extracción y el uso de materiales y que solo el 7,2 % de los 100.000 millones de toneladas de materiales naturales vírgenes que se utilizan cada año vuelven a la economía tras su primer uso. El informe que evalúa los beneficios medioambientales de la economía circular señala que el aumento de la extracción de materiales ha reducido la circularidad global del 9,1% en 2018 al 8,6% en 2020, y ahora al 7,2% en 2023.

Esto deja una enorme brecha de circularidad: el mundo depende casi exclusivamente de materiales nuevos (vírgenes). Significa que más del 90 % de los materiales se desperdician, se pierden o no están disponibles para su reutilización durante años, ya que están bloqueados en existencias de larga duración, como edificios y maquinaria. Los materiales que se reintroducen en la economía mundial tras el final de su vida útil, también conocidos como materiales secundarios, representan el 7,2% de todos los materiales que entran en la economía: esta es la métrica de la circularidad.

En 2023, estaremos atentos para ver qué empresas intensifican sus esfuerzos para extraer metales secundarios de los residuos electrónicos, tanto para mantener contentos a los reguladores como para impulsar el acceso a metales fundamentales para las tecnologías de energía limpia.

La innovación es también un pilar en la transición hacia la movilidad eléctrica. Según un informe de BloombergNEF, se espera que para 2040 los vehículos eléctricos representen el 58% de las ventas globales de vehículos ligeros. Además, destaca que «la caída de los precios de las baterías y el aumento de la eficiencia están haciendo que los vehículos eléctricos sean cada vez más atractivos tanto para los consumidores como para las empresas».

Por otro lado, la eficiencia energética es una de las áreas en las que las empresas pueden obtener mayores ahorros y reducir su huella de carbono. Según un informe de la Agencia Internacional de Energía, «la implementación de medidas de eficiencia energética puede reducir las emisiones de CO2 en un 40% en 2040».

En cuanto a la evaluación de riesgos y oportunidades en sostenibilidad, salud, seguridad (EHS), calidad y cumplimiento normativo, la innovación y la tecnología pueden ser fundamental para identificar áreas de mejora y reducir riesgos en la cadena de suministro.

4.    Gobernanza – Más transparencia

Las empresas están comenzando a reconocer que sus acciones tienen un impacto significativo en el medio ambiente, en la sociedad y en la economía, y que deben adoptar medidas para mitigar este impacto. Pero la sostenibilidad no se trata solo de hacer lo correcto. También es una oportunidad para las empresas de mejorar su desempeño y su reputación, y de satisfacer las demandas de los inversores y los clientes o usuarios cada vez más preocupados por la sostenibilidad.

Los inversores y los reguladores siguen examinando las respuestas de las empresas a los retos globales, como el cambio climático, las nuevas tecnologías o las relaciones laborales durante una crisis del coste de la vida. ¿Cómo pueden las empresas crear consejos que les ayuden a resistir ese escrutinio? Una de las tendencias en la transformación sostenible es entender que las organizaciones deben centrarse en la gobernanza o buen gobierno corporativo.

La gobernanza corporativa se refiere a cómo una empresa es administrada y supervisada, y a cómo se establecen y se aplican las políticas y los procedimientos. El buen gobierno corporativo implica la toma de decisiones transparentes y responsables que consideren los intereses de todas las partes interesadas, incluyendo los accionistas, los empleados, los clientes, los proveedores, la comunidad y el medio ambiente.

La gobernanza corporativa es esencial para la sostenibilidad porque ayuda a las empresas a evaluar y gestionar los riesgos y oportunidades. Según un informe del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, las empresas que adoptan prácticas sólidas de gobernanza tienen una mejor capacidad para identificar y gestionar los riesgos de sostenibilidad, como la contaminación, el cambio climático y los derechos humanos. Estas empresas también están mejor preparadas para aprovechar las oportunidades como la eficiencia energética, la innovación de productos y la mejora de la reputación.

La gobernanza también es importante para la evaluación de la sostenibilidad, la salud, la seguridad (EHS), la calidad y el cumplimiento normativo. Las empresas que tienen prácticas sólidas de gobernanza corporativa están más comprometidas con un cumplimiento correcto de las leyes y regulaciones ambientales, laborales y sociales, lo que reduce el riesgo de multas y sanciones. Además, estas empresas pueden mejorar la calidad y la seguridad de sus productos y servicios, lo que aumenta la confianza de los clientes y los consumidores.

El último informe de Tendencias Globales de Sostenibilidad de GRI (Global Reporting Initiative) reveló que el 73% de las empresas que informan sobre su sostenibilidad mencionan la gobernanza como uno de los temas principales. Además, el Informe de Tendencias de Sostenibilidad de la Red de Acción del Pacto Mundial de las Naciones Unidas ha señalado que el 68% de las empresas encuestadas han establecido comités de sostenibilidad o han incorporado la sostenibilidad en sus comités existentes.

De acuerdo con las Tendencias 2023 a tener en cuenta en ESG y Clima de MSCI’s  más inversores votaron en contra de las estrategias climáticas corporativas en 2022 en comparación con 2021, especialmente cuando la trayectoria de emisiones de una empresa no se ajustaba a los objetivos globales. Sin embargo, las turbulencias del mercado energético y la atención prestada a la seguridad energética pueden cambiar el comportamiento de voto en los Consejos de Administración. Este es un año en el que se evaluará con detenimiento si la oposición a las estrategias climáticas corporativas continuará o si más inversores concederán a las empresas el beneficio de la duda sobre sus planes climáticos en condiciones de mercado desafiantes.

Debido a la complejidad añadida que ahora se mezcla en los mensajes y el compromiso de los inversores, las expectativas de divulgación y las propuestas de los accionistas se centrarán aún más en los datos ESG. Las empresas, tanto privadas como públicas, deben mejorar sus modelos de medición de datos y reporte de los GEI y otros temas ambientales y sociales.

Un último aspecto también muy destacado de la sostenibilidad corporativa este año es el relativo a la necesidad de tener mayor transparencia en las empresas que vinculan la remuneración de los ejecutivos a factores ESG, aquellas que ayudan a sus empleados a hacer frente a la economía convulsa con bonificaciones y aumentos no programados, y aquellas que establecen objetivos netos cero y de naturaleza positiva, que persiguen soluciones circulares como modelos de negocio de reutilización y reparación para reducir los residuos, o que aumentan la diversidad de los proveedores para reforzar los esfuerzos de inclusión y equidad e impulsar la resiliencia general de la organización.

5.    La S en ESG: Diversidad, equidad e inclusión.

A medida que avanzamos hacia una economía más sostenible, se ha vuelto cada vez más evidente que los problemas sociales no pueden ser ignorados en la agenda empresarial de sostenibilidad. En particular, la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) y las desigualdades sociales son temas que están cobrando cada vez más relevancia.

Según el informe «Global Risks Report» del Foro Económico Mundial, «se han exacerbado las desigualdades preexistentes, y se ha puesto de relieve la necesidad de abordar los problemas estructurales que subyacen a ellas». Además, el informe señala que las desigualdades sociales son el segundo mayor riesgo a nivel mundial en términos de impacto y probabilidad, después del cambio climático.

Por lo tanto, es importante que las empresas aborden estos temas no solo por una cuestión ética, sino también por una cuestión de gestión de riesgos. Según el mencionado informe de MSCI, las empresas con mayor diversidad en su fuerza laboral tienen un menor riesgo de quiebra.

Cabe esperar que cada día se cuestionen aún más las acciones (y la inacción) del sector empresarial en temas sociales. Muchas grandes empresas se comprometieron a actualizar sus políticas y procesos de diversidad, equidad e inclusión (DEI); algunas de ellas han establecido estrategias relacionadas con este tema más allá de los niveles de cumplimiento y muchas han contratado a profesionales de DEI.

En el informe «2022 Edelman Trust Barometer», se destaca que «el 62% de los encuestados cree que las empresas tienen la responsabilidad de tomar medidas para abordar los problemas sociales y no esperar a que los gobiernos lo hagan». Además, el informe señala que las empresas que lideran en la construcción de un futuro más equitativo e inclusivo son más valoradas por sus empleados, clientes y accionistas.

Además, este 2023 con la Directiva Europea de Debida Diligencia y Medioambiente, las empresas grandes tendrán que prepararse para enfocar sus desafíos en clave de derechos humanos, lo que también afectará a las más pequeñas que formen parte de su ecosistema.

Las organizaciones que ignoran los problemas sociales también enfrentan riesgos reputacionales y legales. La discriminación, la desigualdad salarial y la falta de acceso a oportunidades son temas que pueden ser denunciados públicamente y tener un impacto negativo en la relación con todos los grupos de interés.

La diversidad, la equidad y la inclusión, y las desigualdades sociales son temas que no pueden ser ignorados en la agenda de sostenibilidad empresarial. Además de ser un tema ético, su abordaje es clave para la gestión de riesgos y oportunidades en un mundo cada vez más cambiante y complejo.

Conclusión

El análisis de tendencias que impactarán a lo largo de 2023 los riesgos y las oportunidades en sostenibilidad, ESG, salud, seguridad (EHS) y calidad debe incluir la evaluación más profunda, multinivel y multi-stakeholder de los objetivos y compromisos de la organización, definiendo los pasos (acciones y políticas) que se deberían dar para lograr una transformación sostenible sólida.

Desde Laragon apoyamos la digitalización y transformación tecnológica de la sostenibilidad en las estrategias y operaciones de las organizaciones comprometidas a un logro progresivo de sus compromisos adquiridos. Así como aquellas entusiastas en liderar el cambio en sus respectivas industrias.


[1] Las emisiones de alcance 1 son las emisiones directas de los recursos propiedad de la empresa y controlados por ella. En otras palabras, las emisiones se liberan a la atmósfera como resultado directo de un conjunto de actividades, a nivel de empresa. Alcance 2: emisiones indirectas – propiedad. Las emisiones de alcance 2 son emisiones indirectas procedentes de la generación de energía comprada a un proveedor de servicios públicos. En otras palabras, todas las emisiones de GEI liberadas a la atmósfera, procedentes del consumo de electricidad, vapor, calor y frío comprados. Alcance 3: emisiones indirectas – no propias. Las emisiones de alcance 3 son todas las emisiones indirectas -no incluidas en el alcance 2- que se producen en la cadena de valor de la empresa declarante, incluidas las emisiones anteriores y posteriores.