Presentada la guía de mejores prácticas hacia las cero emisiones netas para empresas en la COP26 en Glasgow

  • La Guía recopila 12 mejores prácticas para facilitar los Planes de Acción Climática y contó con la participación de 37 empresas asociadas al Grupo Español de Crecimiento Verde, entre ellas Laragon.  

El Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV) presentó la guía «Doce Claves Para Empresas Hacia La Descarbonización», este 2 de noviembre en Glasgow, coincidiendo con la celebración de la COP26.

La guía recopila en una docena de recomendaciones las mejores prácticas para facilitar a las empresas un enfoque más sólido, eficaz y realista para que alcancen sus objetivos de cero emisiones netas para 2050 en alineación con el Acuerdo de París y las ODS de la ONU.

El desarrollo de esta guía disponible en español y en inglés ha sido impulsado por Climate Strategy & Partners, y reunió el aporte de profesionales pertenecientes a 37 empresas asociadas al GECV, y hemos tenido el gusto de participar en la misma.

En el acto participaron Dña. Valvanera Ulargui (Directora General de la Oficina Española de Cambio Climático), Andrés Landerretche (Coordinador de la Presidencia de la COP25), Hazel Gulliver (Directora de Engagement  en ScottishPower), Gonzalo Sáenz de Miera (Vicepresidente del GECV), Carmen Navarro (Gerente del GECV), Peter Sweatman (Director Ejecutivo de Climate Strategy & Partners y líder técnico en el desarrollo de la Guía) y varios miembros del GECV: Antoni Ballabriga (Director Global de Negocio Responsable en BBVA), Kirsten Dunlop (CEO de Climate-KIC), Maya Ormazábal (Directora de Medio Ambiente y Derechos Humanos en Telefónica) y Nuria Rodríguez Peinado (Directora de Medio Ambiente y RSC en Naturgy).

Planes de reducción basados en la ciencia y objetivos a corto, medio y largo plazo

Las recomendaciones más novedosas del documento son establecer objetivos de reducción de emisiones a corto, medio y largo plazo hacia la neutralidad de emisiones en 2050 o antes, basados en la ciencia y alineados con la meta de 1.5 grados del Acuerdo de París. Estos objetivos deben ir acompañados por hojas de ruta sectoriales que describan las acciones que se realizarán a corto y medio plazo para descarbonizar la empresa, entre ellas políticas de inversión y financiación alineadas con la Taxonomía Europea y la fijación de precios al carbono.

Finalmente, la guía destaca varias prácticas para implantar un marco de gobernanza robusto, inclusivo y transparente en el que prime el papel de los órganos de gobierno de las empresas y de los accionistas en la aprobación e implementación del plan, la divulgación de este y la evaluación de sus resultados conforme a los estándares internacionales, y la alineación de las actividades de asuntos públicos con el objetivo de cero emisiones netas para 2050.

La principal fortaleza del documento es que es fruto de un trabajo exhaustivo desarrollado durante varios meses por profesionales de compañías de diferentes tamaños y perfiles: multinacionales, pymes innovadoras, consultoras de sostenibilidad, entidades financieras Asimismo es una guía práctica sintetizada en 12 recomendaciones, lo que facilita su aplicación en los planes de acción climática empresariales que ahora están en marcha y por supuesto en los que están por venir. 

«Doce claves para empresas hacia la descarbonización»

  1. “Maximizar la seguridad para los inversores y la sociedad incluyendo objetivos cuantitativos de corto, medio y largo plazo (revisados periódicamente al menos cada 5 años) para la reducción de emisiones GEI, basados en la ciencia (“Science-Based Targets”) y conformes a la meta de 1.5º. Estos objetivos deben incluir los Alcances 1, 2 y 3 (considerando entre las 15 categorías del Protocolo GEI las que sean materiales y relevantes para la organización) de emisiones de toda la organización y tener como meta final la neutralidad de emisiones como máximo para 2050. Se debe limitar el uso de créditos, la compensación de emisiones o una dependencia excesiva en tecnologías de emisiones negativas (captura, almacenamiento y uso del carbono).”
  2. “Desarrollar hojas de ruta de descarbonización, por cada sector relevante para la empresa/institución financiera considerando su materialidad, que identifiquen y describan las acciones que se realizarán para abordar con éxito los objetivos de reducción. Las acciones incluidas de corto, medio y largo plazo deben ser realistas y relevantes, no deben conllevar un daño significativo para la biodiversidad, economía circular, recursos hidráulicos y marinos y contaminación (las estrategias sobre estas materias pueden anexarse a la estrategia climática con el tiempo), y deben facilitar a la organización cuantificar el resultado de sus esfuerzos en el plazo determinado.”
  3. «Las hojas de ruta sectoriales deben incluir proyecciones financieras cuantitativas y evaluaciones de la viabilidad financiera del Plan mediante, por ejemplo, estimaciones de costes, mostrando así como el de negocio de las organizaciones será compatible con una economía neutra en emisiones conforme al Acuerdo de París y frente a una transición justa. Para aquellos sectores elegibles bajo la Taxonomía Europea, las hojas de ruta sectoriales deben describir cómo el modelo de negocio de la organización y sus productos o servicios están alineados con la Taxonomía, que éstos no agravan el daño medioambiental, y deshacerse de productos, servicios y/o prácticas que hacen daño significativo.»
  4. «Las instituciones financieras deben alinearse con objetivos de reducción específicos a cada sector, priorizando los sectores con altas emisiones conforme a los estándares internacionales e.g. TCFD, UNEP FI), y desarrollar hojas de ruta de descarbonización con trayectorias realistas para abordar con éxito los objetivos de reducción con un horizonte mínimo a 10 años. Estas hojas de ruta sectoriales abordarán las políticas para limitar la financiación de actividades no alineadas con la Taxonomía y eliminar la financiación de actividades que pongan en peligro el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París, con metas a corto y medio plazo. Finalmente, el plan indicará metas para incrementar la financiación e inversión “verde” conforme a la Taxonomía Europea como complemento a, y no sustituto de, los objetivos de reducción.»
  5. «Los Planes de Acción Climática deben incluir además los siguientes elementos clave por cada sector relevante para la empresa/institución financiera: Una descripción del análisis y la gestión de riesgos climáticos (físicos y asociados a la transición) y oportunidades creadas en el marco de acción climática; un análisis de escenarios climáticos conforme a los estándares internacionales (NGFS, IPCC o IEA)27; sistemas de fijación de precios al carbono (tanto precio sombra como tasas al carbono) que cubran toda la organización y sus actividades; medidas para la futura asignación de inversión (CapEx) alineada con la descarbonización de la organización hacia el objetivo de 1.5º en base a la Taxonomía Europea, además de las metodologías utilizadas para desarrollar dichas medidas y los indicadores clave de resultados; y principios para avanzar hacia los objetivos de financiación sostenible.»
  6. «Crear un proceso transparente e inclusivo para desarrollar, implementar, informar, divulgar y revisar el Plan de Acción Climática. El plan describirá la metodología utilizada para su desarrollo e implementación, siendo la posterior divulgación de esta metodología esencial. Es recomendable divulgar la información climática significativa que se ha tomado en consideración en dicho proceso de elaboración siguiendo prácticas establecidas por SASB, TCFD, GRI, CDP y las Directrices de la Comisión Europea, conforme a las recomendaciones del Código de Comercio español (para entidades españolas), y en especial incluyendo todos los Alcances de emisiones (1, 2 y 3), la doble perspectiva de materialidad e indicadores clave de resultados.»
  7. «Desarrollar evaluaciones regulares del Plan de Acción Climática, con revisiones al alza que reflejen la ciencia climática y los avances tecnológicos más recientes. Las evaluaciones deben basarse en indicadores clave de resultados cuantitativos. Las instituciones financieras instalarán protocolos para monitorizar y reportar anualmente el alineamiento de sus carteras con los objetivos de reducción, escenarios climáticos y trayectorias analizadas (incluyendo aquellas hacia 1. 5º) mediante metodologías basadas en la ciencia, como son PACTA y SDA.»
  8. «Dichos Planes deben incluir metas y acciones para la adaptación confeccionados considerando los principios para desarrollar Planes de Adaptación Nacionales y el contenido del acto delegado de la Taxonomía Europea sobre la adaptación climática. En esto, como en todo, se tomará un enfoque amplio que cubra todos los sectores relevantes para las actividades de la organización, abordando problemas económicos, sociales y medioambientales relacionados con la transición justa a una economía descarbonizada con las correspondientes reformas legislativas apropiadas.»
  9. «Todas las actividades de asuntos públicos y las colaboraciones público-privadas deben estar fundamentadas en el Plan de Acción Climática y alinearse con el Acuerdo de París. De especial importancia es que la posición en incidencia política y las actividades de incidencia directas e indirectas de la organización, incluyendo la participación en asociaciones comerciales, estén alineadas con sus objetivos de reducción de emisiones. El Plan debe identificar y divulgar de manera transparente dicha posición y actividades además de incluir evaluaciones regulares.»
  10. «Reconocer el cambio climático como un riesgo para toda la economía y para los sectores industriales y financieros, y en particular para grupos vulnerables. El Plan de Acción Climática debe incluir un análisis sobre el impacto de la transición de la organización hacia un modelo neutro en carbono sobre sus trabajadores y comunidades relevantes para así asegurar una transición justa.«
  11. «El Plan de Acción Climática debe ser aprobado por los órganos de gobierno de la compañía, que también velarán por su correcto desarrollo e implementación monitorizado por los mismos, siendo uno de sus miembros responsable de las acciones climáticas de la organización. Se recomienda establecer un subcomité para apoyar dicha supervisión en detalle. Además, la remuneración del órgano indicado debe estar ligada al rendimiento y el logro de los objetivos de reducción del Plan».
  12. «Divulgar el Plan de Acción Climática y someterlo a votación en las juntas de accionistas para asegurar el respaldo de los accionistas con el Plan».

Una oportunidad para todos de contar con un marco robusto de acción climática

Gonzalo Saénz de Miera, vicepresidente del GECV, señaló en su intervención que “la reducción de emisiones ha de ser percibida como tarea de todos, de los ciudadanos, Administraciones Públicas y también de las empresas y los planes de acción climática tienen que enfocarse siempre como una oportunidad y estar respaldados por un marco robusto de acción”.  Además, invitó a las empresas de España, Latinoamérica y de todo el mundo a hacer suya esta guía y a que les hagan llegar sus impresiones para seguir mejorándola en el futuro.

El documento impulsado por Climate Strategy & Partners es una iniciativa del GECV y ha contado con la participación de 37 empresas asociadas.